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El productor de ‘En tierra hostil’, vetado en la gala de los Oscar

Según informa Los Angeles Times, Nicolas Charter, uno de los productores de «En tierra hostil», la película de Kathryn Bigelow nominada a nueve Oscar, ha sido vetado de la ceremonia de entrega de las estatuillas. Al bueno de Charter se le ocurrió, un mal día, hacer una campaña de «e-mails» dirigida a los miembros de la Academia para favorecer su filme. Es la primera vez que la Academia adopta esta sanción.

Hace unos días Nicolas Chartier, coproductor de ‘En tierra hostil (The Hurt Locker)’, candidata a nueve Oscar, tuvo que pedir disculpas por enviar un email «extremadamente inapropiado» a los miembros de la Academia de Hollywood, a quienes pedía el voto en la categoría de mejor película. Según informa el diario Los Angeles Times, Chartier envió la semana pasada un correo electrónico a compañeros de profesión en el que solicitaba que votasen a su filme y no a «una película de 500 millones de dólares», en referencia al supuesto coste de ‘Avatar’.

Sabido es que los miembros de la academia no reaccionan bien ante las presiones y el mail de Charter se convirtió en un boomerang de gigantescas dimensiones. A tal nivel llegó el enfado de los peces gordos de la institución que el productor se vio obligado a escribir una nota de disculpa en que la que afirmaba que su mensaje fue «extremadamente inapropiado» en un intento por minimizar los hechos. Lo grave del asunto no es que alguien envíe un email urgiendo a los académicos a votar por una u otra película, sino la referencia -poco velada- a otro filme. Es más, para muchos expertos en el alambicado arte de galardonar (una disciplina con sus propios mecanismos de conducta donde entran en juego infinidad de factores) la película de Bygelow ha perdido muchas posibilidades de hacerse con el premio gordo (el Oscar a la mejor película) y se las ha pasado a Avatar, precisamente «esa película de 500 millones de dólares» a la que Charter aludía tan alegremente en su e-mail.

Los últimos en ser disciplinados por la Academia por un motivo similar fueron los ahora alicaídos hermanos Weinstein, fundadores de la ya desaparecida Miramax, por su campaña de acoso y derribo con Tigre y Dragón.

No ha sido este el único motivo por el que se ha hablado de En tierra hostil en los últimos días en Hollywood: al parecer a muchos miembros del cuerpo de artificieros y especialmente a aquellos que se encuentran trabajando en Irak, no les ha gustado nada el retrato frenético y descontrolado que Bigelow plantea en el filme.

Todo empezó en la web del Huffington Post el día 4 de febrero cuando la veterana Kate Hoit llamaba a los guionistas de En tierra hostil «vagos» y les acusaba de mostrar «a un yonqui de la guerra que no se fía de nadie» en lugar de explicar la realidad de una unidad tan específica en una guerra tan específica. «Es una buena película si no sabes nada sobre desactivar bombas o el ejercito» decía posteriormente el sargento Eric Gordon, que actualmente sirve en el sur de Irak, citado por el periódico Los Angeles Times.

Jeremy Philips, otro veterano artificiero, declaraba hace un par de semanas en un acto organizado por la asociación de directores en Los Ángeles que » hay demasiado John Wayne y rollos de cowboys en En tierra hostil, está muy lejanamente basado en hechos reales». Por su parte los productores del filme han decidido no entablar batalla y optar por una política de control de daños, conscientes de que tratar de discutir con militares que hablan con conocimiento de causa y que se encuentran actualmente en el terreno no traería nada de bueno.

Mark Boal, co-productor de la película, declaró que «este es un trabajo de ficción y no un documental (…) escogimos hacer algunas modificaciones creativas pero esperamos que éstas fueran hechas con respeto y conciencia». Así pues, el equipo de En tierra hostil espera mantener un escrupuloso silencio esta semana, esperando que la/s polémicas/s se disuelvan en el barullo permanente que genera la industria y llegar al día 7 de marzo, fecha de entrega de los Oscar, con las espadas aún en alto. Eso y dejar de enviar e-mails, naturalmente.

La disculpa la podeis leer aquí.

Texto de El País.

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