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20 libros para leer de ciencia ficción

La literatura de ciencia ficción sufre un mal endémico: aunque es un género fascinante, repele a un gran número de lectores y a un número astronómico de lectoras. Cometen un error dado que la literatura de ciencia ficción es en realidad un género reflexivo, con poca acción y muchas ideas. Está repleto de historias para hacernos pensar. ¿Cómo sería no envejecer? ¿qué sentiríamos si pudiésemos oír los pensamientos de los demás?

He aquí 20 ejemplos para regalar a gente que desconfía de este arte literario.

Para feministas… La mano izquierda de la oscuridad (Ursula K. Le Guin, 1969). En el género hay muchas novelas de corte feminista, pero está es la más famosa y quizás la mejor. ¿Cómo sería la vida si los humanos mutásemos para ser hermafroditas capaces de cambiar de sexo? Le Guin usa esa premisa para elucubrar sobre una sociedad sin conflicto sexual.

Para izquierdistas… Los desposeidos (Ursula K. Le Guin, 1974). Otra obra magistral de la escritora americana en la que describe una luna habitada por una sociedad anarquista. En Anarres han dado forma a una cultura sin propiedad, donde hasta la misma palabra «poseer» ha desaparecido, sustituida por «usar». El libro te traslada a esa sociedad anarquista, con sus virtudes y defectos, a la vez que describe el reto de progresar en un mundo pobre en recursos.

Para contraculturales… Forastero en tierra extraña (Robert A. Heinlein, 1961). Otro libro mítico de la década de los sesenta. Voy a intentar un sinopsis: un humano-marciano llega a la tierra perplejo, hace cosas imposibles, sufre una conspiración, es rescatado por un libertario radical, descubre la amistad y el sexo, crea una comuna new age e inventa una religión. Una religión que, como estamos en 1961, no cree en la propiedad personal y promulga el amor libre. Forastero en tierra extraña es un libro extraño y divertidísmo. Entre el hippismo y el radicalismo libertario, marcó a una generación de jóvenes norteamericanos y además tiene una anécdota: se dice que era el libro de cabecera de Charles Manson.

Para militaristas… Starship Troopers (Robert A. Heinlein, 1959). Quizás el libro más famoso del escritor de ciencia ficción oficialmente de derechas. La historia de un soldado espacial armado de un exoesqueleto y en guerra con una raza de insectos. Desde entonces ese soldado es un arquetipo. Es un libro repleto de acción —este sí—, pero que Heinlein utiliza para filosofar sobre el sufragio, la ciudadanía, las necesidades de la guerra o la pena capital. Para muchos es un canto al rigor militar y para otros una crítica velada. En realidad, discutir las ideas políticas de Heinlein —comparen Starship Troppers y Forastero en tierra extraña para hacerse una idea de lo complicado del asunto— es un debate clásico del género futurista. (Las otras grandes discusiones son decidir si Asimov es un buen escritor y si Deckard es un replicante.)

Para pacifistas… La guerra interminable (Joe Haldeman, 1974). La otra gran novela de corte militar y quizás una respuesta a Starship Troppers. Haldeman narra una larguísima guerra a lo largo del espacio-tiempo. Los soldados recorren distancias astronómicas para combatir en el frente; y por efecto de la relatividad, cuando regresan a casa han pasado décadas. Solo encuentran extraños. Los hogares por los que han luchado y visto morir ahora les resultan ajenos. Muchos ven Vietnam en el relato de Haldeman.

Para ecologistas… Dune (Frank Herbert, 1965). La novela rebosa temas y es difícil de resumir, pero no hay dudas de que el ecologismo es un elemento central. La acción discurre en Arrakis, un ecosistema hostil a toda forma de vida, un desierto recorrido por enorme gusanos de arena. Solo lo habitan tribus dispersas de hombres, los Fremen, cuya cultura gira en torno a la conservación del agua y la espera de un mesías. Un hombre que hará brotar los árboles en mitad del desierto. Herbert dedicó el libro a «los ecólogos de las tierras áridas», lo que es toda una declaración de intenciones.

Para fans de Interstellar (la película)… Pórtico (Frederick Pohl, 1977). La última (y estupenda) película de Nolan es la ocasión perfecta para infiltrar ciencia ficción a un neófito. Hay muchas opciones, pero la novela de Pohl es quizás la más adecuada: un relato de los exploradores de pórticos; hombres que se adentran a ciegas en un portal de tecnología extraterrestre, sin saber nunca en qué lugar del universo aparecerán, qué encontrarán, o si podrán regresar. Atravesar pórtico es una suerte de ruleta rusa que hace célebres (y ricos) a algunos exploradores, aunque mata y pierde en el olvido a la mayoría de ellos.

Para fans de Blade Runner (la película)… Los tres estigmas de Palmer Eldritch (Philip K. Dick, 1965). Blade Runner es una adaptación de otro relato de Philip K. Dick, ¿Sueñan los robots con ovejas cibernéticas?, pero no es ese el libro que conviene recomendar. No, porque estamos en uno de esos casos (infrecuentes) en que la película es mejor que la novela. A cambio, podemos elegir casi cualquier libro de Philip K. Dick. A mí me gustó siempre Los tres estigmas de Palmer Eldritch. Una novela que superpone realidad e irrealidad, fiel a las obsesiones del escritor famoso por su (¿impostada?) esquizofrenia. «Dios promete la vida eterna. Nosotros la damos».

Para cinéfilos… El fin de la infancia (Arthur C. Clarke, 1953). Una de las películas de ciencia ficción más afamadas es 2001: una odisea en el espacio, y aunque hay una novela con el mismo nombre, en realidad la película es una adaptación de un relato anterior de Arthur C. Clarke: «El Centinela». Pero no recomiendo leer ni uno ni otro. Las ideas de la película aparecen también en El fin de la infancia, otra novela de Clarke que es mucho mejor.

Para fans de Harry Potter… El juego de Ender (Orson Scott Card, 1985). Este es uno de los libros más fáciles de recomendar porque gusta casi siempre y a casi todo el mundo. Además tengo la teoría de que Harry Potter es un plagio de El juego de Ender porque copia su estructura principal. Las dos son historias de un joven talentoso, recluido en una academia formativa, llena de jóvenes que viven sin adultos y entregados a un juego aéreo de estrategia y habilidad. Además, El juego de Ender es un libro inteligente y divertido, con personajes estupendos y un final mítico.

Para animalistas… La voz de los muertos (Orson Scott Card, 1986). La voz de los muertos es un libro repleto de buenas ideas y que además es facilísimo de leer. Gira en torno al contacto con otras especies inteligentes. Nos habla del reto que supondría comunicase con extraterrestres, entenderlos y apreciar su cultura. Es un libro sobre la xenofobia entre especies y quizás un canto humanista. También habla de religión, del luto y de la muerte. Pero, como siempre logra Scott Card, el libro es tremendamente divertido.

Para lectores mainstream… La carretera (Cormac McCarthy, 2006). Hay gente que solo lee escritores de moda, cosa que me parece bastante razonable. Para estos, una opción estupenda de infiltrar ciencia ficción es La carretera. La novela cuenta una historia postapocalíptica sobre un padre y un hijo que cruzan su país huyendo de asaltadores. Es un relato arquetípico de un subgénero fértil, las historias después de la catástrofe y el colapso civilizatorio. Si el libro gusta, podéis enlazar una sucesión de clásicos como La tierra permanece, de George R. Stewart, Soy Leyenda, de Richard Matheson, o El día de los trífidos, de John Wyndham, todas estupendas.

Para adolescentes… Parque Jurásico (Michael Crichton, 1990). La ciencia ficción es un género para jóvenes (cosa que algunos indeseables consideran un demérito), pero puestos a escoger una novela, yo me quedo con una de mis iniciáticas, Parque Jurásico. Se lee como una novela de aventuras, pero está lleno de ciencia, desde paleontología, a ingeniería genética y teoría del caos.

Para hipsters… La era del diamante: manual ilustrado para jovencitas (Neal Stephenson, 1996). Una novela ambientada en un futuro neovictoriano, cuya protagonista es una niña que se cría sola gracias a un gadget (un libro inteligente que cuida de ella y le enseña todas las cosas). Gadgets y un futuro retro me parece adecuado para cualquier hipster. La novela además se las arregla para hablar de multinacionales, educación y clases sociales, o sobre la posibilidad de una «internet de las cosas» que nos fabrique objetos a voluntad.

Para amantes del relato corto… La historia de tu vida (Ted Chiang, 2002). La ciencia ficción nació (y creció) como un género de relatos cortos, que se pagaban por palabras y se publicaban en revistas de portadas chillonas. Hay, por tanto, miles de relatos y cientos de recopilaciones de relatos. Pero yo tengo predilección por dos: La historia de tu vida, de Ted Chiang, y Quemando cromo, de William Gibson.

Para amantes del misterio… Yo, robot (Isaac Asimov, 1950). Los relatos de robots de Asimov son un clásico de la ciencia ficción, pero además pueden leerse como relatos de misterio al estilo Agatha Christie. Tienen la misma estructura. Un protagonista que investiga un suceso que nadie es capaz de explicar, normalmente un robot que viola las tres leyes de la robótica. Y entonces, en la última página, todas las piezas encajan y nosotros, los lectores, nos quedamos pensando cómo es que no lo habíamos visto desde el principio.

Para amantes del terror… Soy Leyenda (Richard Matheson, 1954). Esto es casi una provocación porque hace décadas que el fandom debate si Soy leyenda es terror o ciencia ficción (yo no tengo ninguna duda de que es ciencia ficción). Sea lo que sea, el libro de Matheson merece que lo lea todo el mundo. La historia se desarrolla en un 1974 postapocalíptico y relata la vida de Neville, el último hombre vivo. Todos los demás han enfermado y se han convertido en vampiros (el ajo los repele y la luz solar los hiere). Neville vive una rutina solitaria, sin nada que hacer más que sobrevivir, fantaseando con encontrar otros hombres vivos. Soy leyenda es una de esas novelas absolutamente originales, pero que parece llena de clichés… porque desde entonces ha sido copiada una y mil veces.

Para amantes del manga… Snow Crash (Neal Stephenson, 1992). Una novela cuyo protagonista es repartidor de pizza en el mundo real, pero un príncipe guerrero en el metaverso. Un joven que reparte pizza para la mafia, mientras cruza autopistas a velocidad supersónica y esquiva a mensajeros en patines aún más supersónicos; que porta una katana, se llama Hiro Protagonist, y es una celebridad en el metaverso, el entorno de realidad virtual que sucedió a internet. Snow Crash es una novela trepidante y llena de acción. Quizás la más divertida del subgénero cyberpunk.

Para amantes de Borges… La invención de Morel (Adolfo Bioy Casares, 1940). De la trama de La invención de Morel escribió Borges en su prólogo que no le parece «una hipérbole calificarla de perfecta». El libro de Casares es uno de esos libros que no siempre pasa por ciencia ficción, pero que sin duda lo es. Un libro estupendo sobre el que es mejor no contar demasiado.

Para amantes del naufragio… El día de los trífidos (John Whyndam, 1951). Cuando yo era niño tenía dos géneros predilectos: las historias de naúfragos y la ciencia ficción. Entonces leí una novela que tenía lo mejor de ambos: El día de los trífidos. ¿Qué pasaría si todo el mundo se quedase ciego y el estado se viniese abajo? La novela describe el colapso de la civilización y narra cómo un grupo de hombres y mujeres viven entre sus restos… como víctimas de un naufragio.