Documental ganador de un Oscar sobre el mayor timo de todos los tiempos


Publicado el lunes 21 marzo 2011


Ejercicio de agudeza financiera. ¿Qué cara puso Frederic Mishkin prestigioso economista, profesor de la Escuela de Negocios de Columbia, exmiembro del Consejo de la Reserva Federal (2006/2008) y uno de los protagonistas estelares de Inside Job cuando se enteró de que el filme había ganado el Oscar al mejor documental? A) Cara de estupor. B) Cara de horror. C) Cara de corderito degollado. Sin duda, cualquiera de las tres, pero viendo las imágenes de la película de Charles Ferguson sobre el crash financiero de 2008, que se estrena el viernes en España, podríamos decantarnos por la opción C.

O al menos esa es la cara que se le queda a Mishkin en algunas de las escenas más memorables de Inside Job. O el rostro desencajado de un hombre que ve cómo lo que parecía una entrevista televisiva de guante blanco sobre la crisis económica se acabó convirtiendo en una visita al matadero, con Ferguson en el papel de entrevistador/matarife dispuesto a despedazar con sus preguntas a los peces gordos vinculados a la hecatombe financiera.

La obra destapa la confluencia de intereses entre finanzas y política

«Discúlpenme, pero debo arrancar señalando que tres años después de que estallara nuestra horrible crisis causada por el fraude financiero masivo, ni un solo ejecutivo ha sido encarcelado, y eso está mal», espetó Ferguson tras subir a la platea a recoger su Oscar el pasado 28 de febrero. Si Mishkin oyó estas palabras, debió tomárselo como algo personal. Porque la tortura a la que le somete Ferguson en Inside Job es de antología.

Durante la entrevista, Ferguson le recuerda a Mishkin que en 2006 escribió un informe llamado Estabilidad financiera en Islandia, una loa a las virtudes del robusto sistema financiero del país. Mishkin cobró 100.000 dólares de la Cámara de Comercio de Islandia por su trabajo. Uno de los muchos casos de confluencia de intereses entre finanzas y política denunciados por Ferguson en el filme, aunque especialmente reseñable por su doble giro tragicómico final. Meses después de que Mishkin escribiera su informe, Islandia colapsó a causa de la voracidad especulativa de su sistema financiero. Y Mishkin, ni corto ni perezoso, cogió el bote de típex e introdujo un ligerísimo cambio en una palabra de su currículum: donde dije Estabilidad financiera en Islandia ahora digo Inestabilidad financiera en Islandia. Sí, suena a chiste, pero es real.

Ferguson destapa la travesura en Inside Job ante las estupefactas narices de Mishkin, que dice «no recordar» haber modificado ese dato en su currículum. En efecto, en el mundo de las finanzas globalizadas todo vale.

La base de la cinta son las entrevistas de Ferguson a peces gordos en apuros

Comuna neoliberal

Pero Mishkin es sólo uno de los muchos peces gordos que pasan por el diván de Ferguson que, al contrario que Michael Moore, no aparece en una sola imagen del documental. Las entrevistas son la base de un filme que cuenta cómo la ideología de los gigantes del sector financiero (Lehman Brothers, AIG, Merrill Lynch) se infiltró en todos los ámbitos del sistema económico estadounidense, de las administraciones políticas (demócratas y republicanas) a los agentes reguladores, de la academia (departamentos de Economía de universidades como Harvard y Columbia) a las agencias de calificación.

¿El resultado del contubernio? Una gran comuna neoliberal en la que todos se acostaban con todos, nadie pedía cuentas a nadie y había un fiestón monetario cada día.Hasta que todo saltó por los aires… Ferguson describe así la juerga: «El fraude a gran escala tomó el corazón del sistema financiero debido a una combinación de desregulación y dimisión de los responsables de hacer cumplir la ley».

La universidad y las agencias de calificación quedan en evidencia

El documental acusa a Robert Rubin vicepresidente de Goldman Sachs (1987/1990), secretario del Tesoro con Clinton (1995/1999) y director del gigante financiero Citigroup la pasada década, Alan Greenspan presidente de la Reserva Federal con Reagan, Bush, Clinton y Bush Jr. y Lawrence Summers secretario del Tesoro con Clinton (1999/2001), presidente de la Universidad de Harvard (2001/2006) y principal asesor económico de Obama hasta septiembre de 2010 de estar a las órdenes del lobby de la banca de inversión cuando ocupaban cargos públicos.

Inside Job explica cómo frenaron la regulación del mercado de derivados, uno de los productos financieros especulativos que contaminaron los mercados antes del crash. O cómo, en 1999, Summers se dejó convencer por Citigroup (con Rubin en nómina) y Goldman Sachs (dirigida por Henry Paulson, futuro secretario del Tesoro con Bush Jr.) para tumbar restricciones vigentes desde la gran depresión: Summers revocó la ley Glass-Steagall, de 1933, que prohibía a los bancos comerciales jugar a ser bancos de inversión, como explica el actor Matt Damon, que prestó su voz al filme.

El documental también reparte de lo lindo a Henry Paulson, antiguo presidente de Goldman Sachs. Era el gerente mejor pagado de Wall Street, cuando George Bush Jr. le nombró Secretario del Tesoro a mediados de 2006. Su sueldo en la Administración pública pasó a ser drásticamente más bajo. Pero no se apuren: Paulson se llevó 50 millones de dólares al cambiar de trabajo (al pasar al Gobierno, tuvo que vender sus acciones de Goldman, operación libre de impuestos gracias a una ley aprobada por Bush). En cualquier caso, el hombre vendió a tiempo: la empresa rozó la quiebra en 2008.

Trileros en la zona

El nombre de Paulson se asocia también al timo de las célebres hipotecas subprime. En abril de 2010, Goldman Sachs fue acusada de fraude por la Comisión del Mercado de Valores de EEUU por sus maniobras previas al crash financiero. La estafa consistía en cobrar dinero de los especuladores a cambio de colocar a sus clientes hipotecas subprime cuando Goldman ya sabía que este producto financiero no valía un duro debido al estallido de la burbuja inmobiliaria. «Estos valores son una mierda», escribió un vendedor de Goldman en un mail cómico enviado a un compañero en esa época. Hablando en plata: la empresa estaba vendiendo mierda a sabiendas. Y aún hay más: «Goldman empezó a apostar en el mercado contra estos productos mientras los vendía a sus clientes como inversión», se cuenta en el documental. Es decir, cuando el producto perdía valor, Goldman ganaba dinero. Mientras, el cliente al que le había colocado el engendro financiero, lo perdía todo. Chorizos, trileros, mangantes… pueden llamarlos como ustedes quieran.

Inside Job recuerda también que las agencias de calificación dieron su nota más alta (AAA) a las hipotecas subprime meses antes de que se convirtieran en basura. Una práctica, al parecer, habitual: en febrero de 2007 habían premiaron a la banca islandesa con otra triple A… Sí, fallan más que una escopeta de feria, pero es que, si hacemos caso al filme, se trata de fallos muy lucrativos…

Conclusión: Inside Job es la historia de un crimen perfecto. El Estado rescató con dinero público a las empresas corruptas. Los responsables del fraude no fueron a chirona, regresaron a casa con los bolsillos llenos y hasta se recolocaron en el Gobierno. Inside Job viene a hacer un poco de justicia poética, porque de la otra, nada de nada.

Via | Público

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