Las mejores persecuciones en el cine


Publicado el jueves 8 diciembre 2011


Ya conocen la historia: C’était un rendez-vous es un cortometraje rodado en 1976 por el director francés Claude Lelouch en las calles de París. El conocido y polémico periodista especializado en automovilismo Jeremy Clarkson dijo de él que “Bullitt a su lado parece un dibujo animado”. A día de hoy no hay director que haya rodado una escena de persecución automovilística que supere la sensación de realidad y de velocidad conseguida por Lelouch. Y eso que se han rodado algunas realmente destacables.

Obviamente, la de Bullitt. La primera que viene a la cabeza. Por algo será:

Las dos de Ronin. Al parecer de muchos, las mejores persecuciones de la historia. También son mis preferidas:

La de El caso de Bourne, of course. También en París, y a bordo de un Mini Cooper. Con un par:

La de la autopista de Matrix Reloaded. También cuenta, a pesar de la sobredosis de efectos especiales:

Todas las de la saga The Fast and the Furious. Chonis, pero adrenalínicas:

Las de The Italian Job. La original de 1969 y el remake de 2003. Sobre todo las del remake:

La de La Roca. Nicholas Cage persiguiendo a Sean Connery a bordo de un Ferrari F355 amarillo por las calles de San Francisco:

Gone in 60 seconds. La original de 1974, no el remake de 2000. 30 minutos de persecución: probablemente la más larga de la historia del cine:

Ben-Hur. No deja de ser una persecución, ¿no?:

La de El corruptor. Peatones ametrallados, atropellados, volando por los aires. ¿Hace falta decir más?:

La de Death Proof. Fuck yeah. Y en italiano, para mayor exotismo:

La de El diablo sobre ruedas. Toda la película, de hecho. La más angustiosa de todas las de la lista:

Y me dejo la de Casino Royale, mi persecución bondiana preferida. The French Connection, obviamente. Vanishing Point, o el existencialismo sobre ruedas. Y Granujas a todo ritmo, claro. Dice la mitología que es la persecución cinematográfica con más coches de policía destrozados de la historia. Probablemente es cierto, no los he contado. La de Terminator 2. Y las de Mad Max y Mad Max 2, por supuesto. Tarantino las adora.

Aunque el propio Lelouch se ha encargado de sembrar la confusión respecto a las circunstancias concretas del rodaje con el objetivo de alimentar el mito, algunos detalles de C’était un rendez-vous parecen más o menos claros:

  1. El cortometraje dura poco más de 8 minutos porque el rollo de 35mm utilizado por Lelouch tenía una duración de sólo nueve minutos. Eso era todo lo que sobraba del rodaje de Si c’était à refaire.
  2. La idea se le ocurrió a Lelouch un día en el que se vio obligado a cruzar París a la desesperada con su coche para llegar a tiempo a una cita importante.
  3. La cámara, que contaba con un sistema estabilizador giroscópico, fue montada en el parachoques delantero del coche.
  4. El director no consiguió el permiso para rodar en las calles de París, así que el rodaje fue clandestino. El coche arranca a las 5:30 de un día de agosto desde Porte Dauphine y se detiene poco más de ocho minutos después en el Sacré Coeur.
  5. Lelouch fue detenido tras el estreno del cortometraje. Una vez en comisaría, un gendarme le leyó la interminable lista de infracciones cometidas. Al acabar de leer, le pidió el carnet de conducir. Lelouch se lo dio y el gendarme, tras retenerlo durante apenas unos segundos, se lo devolvió. “Prometí que le quitaría el carnet de conducir, pero no dije por cuánto tiempo. Mis hijos adoran su peliculita”.
  6. El coche podría ser el Mercedes-Benz 450SEL 6.9 del director. Esa es la opción más probable y en cualquier caso es la oficial: el propio Lelouch confirmó el dato en 2006. Otras opciones que se han barajado son: un Le Mans Matra 675, un Ferrari 275 GTB o un Alpine A110.
  7. El sonido de las ruedas chirriando es real. Lo que no es real es el sonido del motor, que se corresponde más bien con el de un Ferrari 275 GTV. El sonido del Ferrari se superpuso al del Mercedes durante el montaje.
  8. La filmación no ha sido acelerada artificialmente en la sala de montaje. El coche recorre durante el cortometraje una distancia de 10.5 kilómetros. La velocidad media es de 78 km/h. Algunos frikis se han dedicado a calcular tiempos y distancias exactas: al parecer, la velocidad máxima que alcanza el coche durante el cortometraje es de 140 km/h. Aquí tienen el recorrido completo en Google Maps.
  9. La identidad del conductor es un misterio. Lelouch dice que conducía él, aunque parece demasiada habilidad para un conductor no profesional. Otros dicen que el que conducía era un piloto de F1. Otros que un taxista. Al parecer, Lelouch le dijo a los gendarmes que conducía otra persona para evitar algunas de las multas.
  10. El sonido que se escucha al principio del film es, supuestamente, el del corazón del conductor. Cuando le preguntaron a Lelouch si había pasado miedo, contestó “sí, mucho: tenía miedo de que se acabara el rollo”.

C’était un rendez-vous es una de las cimas del cinéma vérité. Por no decir que París jamás ha vuelto a aparecer tan magnífico en película alguna. Bueno, quizá en el capítulo parisino de Night on Earth de Jim Jarmusch, o en Frenético, de Polanski (a la atmósfera de la primera contribuye la banda sonora de Tom Waits, y a la de la segunda el Libertango cantado por Grace Jones, claro).

La categoría de mito de C’était un rendez-vous es tal que los homenajes se multiplican por doquier:

El vídeo de Destroyer Savage Night at the Opera, rodado en las calles de Vancouver hace apenas unos meses:

Un anuncio de Mercedes, con Jay Leno hablando del corto y recreándolo en la carretera y las colinas de Mulholland Drive (Los Angeles):

El vídeo de la canción Open Your Eyes, de Snow Patrol. La primera vez que Lelouch ha dado permiso para la utilización de fragmentos de su corto. Por cierto. Snow Patrol: menudo coñazo de grupo:

El reverso de C’était un rendez-vous son todos aquellos vídeos que logran transmitir sensación de velocidad no gracias a una cámara situada en (o enfocada hacia) el exterior del coche, sino por medio de una enfocada hacia el interior del coche. En concreto, hacia el copiloto. En este caso, como es obvio, todo depende de la expresividad espontánea de la víctima. Que, por supuesto, ha de ser una mujer: los hombres estamos predispuestos genéticamente para disfrutar de la sensación de riesgo que proporciona la velocidad. Ellas, no. Y se trata de que el copiloto sufra como un perro sarnoso. Se trata, en definitiva, de provocar en él eso que los cardiólogos llaman “sensación de muerte inminente”.

Estoy hablando de un género documental con entidad propia: el llamado Acojonemos a la churri.

Riccardo Patrese y señora en el Circuito de Jerez. Él es ex piloto de F1 y Campeón del Mundo de F3, uno de los llamados campeones sin corona de la F1:

La abuela de Jordi Gené (que quede claro que no es su churri). Evidentemente, y al contrario que la esposa de Ricardo Patrese, la mujer sabía a lo que iba porque se trata de un anuncio. Lo que no debía imaginarse era la sensación que se siente tomando una curva a 120 km/h:

Una rubia unknown. Si yo fuera ella, aprovecharía para vomitar en una curva a derechas. Donde las dan las toman:

Por cierto: me he vuelvo loco para dar con la onomatopeya de velocidad adecuada para el título de este artículo. Al final he optado por la poco precisa vroooooom, que por cierto suena a dios nórdico de las flatulencias. Pero oigan, era lo mejor que tenía porque ninguna de las opciones acababa de convencerme. ¿Ustedes con cuál se habrían quedado? ¿Y cuántas vocales seguidas añadirían para dar sensación de MUCHA velocidad? ¿Una? ¿Tres? ¿Seis? ¿Doscientas?

Via | JotDown

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