Antonio Banderas, embajador de Buena Voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quiere ser «usado» en la causa de la erradicación de la pobreza en la que está comprometido. Anima a los promotores solidarios a utilizar su fama si ello contribuye a obtener fondos. «Me da igual que digan que lo hago para mejorar la imagen, o por publicidad, o por lo que sea… Usen mi imagen, mi compromiso, mis películas, mis ideas… usen de mí todo lo que quieran«.
Antonio Banderas, embajador de Buena Voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quiere ser «usado» en las causas benéficas con las que está comprometido, especialmente la erradicación de la pobreza. Este es el reto para 2015 de los Objetivos del Milenio, cuyos representantes entregaron ayer en Madrid el premio al mejor cartel de la campaña, una fotografía que muestra a los líderes mundiales reunidos en una cumbre con la mitad inferior de su cuerpo sustituida por las piernas negras de niños hambrientos, firmada por el islandés Stefan Einarsson.
El actor malagueño contó que decidió tomar parte activa en la lucha contra la pobreza extrema a raíz de un viaje a Somalia en 1994. «Vi un hospital infantil que no era más que un muro levantado sobre el polvo. Cuando daba el sol por un lado, los niños enfermos eran trasladados a la parte de atrás y cuando se iba la sombra, vuelta a empezar».
Banderas animó a los promotores solidarios a utilizar su fama si ello contribuye a obtener fondos. «Me da igual que digan que lo hago para mejorar la imagen, o por publicidad, o por lo que sea… Usen mi imagen, mi compromiso, mis películas, mis ideas… usen de mí todo lo que quieran», dijo.